jueves, 7 de julio de 2011

NO DEJES QUE DESAPAREZCA NUESTRO PATRIMONIO


RECUPERADO

PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO


LA ESTATUA 155 DE SAN AGUSTÍN, ESTA DE NUEVO CON NOSOTROS.




En la bodega del ICANH reposan más de 2 mil piezas que fueron incautadas recientemente.
Si todo sale como dicen las autoridades, la milenaria estatua número 155, robada del Parque Arqueológico de San Agustín (Huila) hace 23 años y sacada misteriosamente del país, volverá esta semana a Colombia.
La pieza por la que extranjeros habrían pagado cifras cercanas al millón de dólares no vendrá sola. Luego de una suerte de coincidencias y un tortuoso proceso de repatriación, la estatua de 76 centímetros de altura llegará como la joya más valiosa de un lote de 109 bienes del Patrimonio Arqueológico Nacional hallados en Lyngby (Dinamarca), en febrero del 2006.
El retorno de la pieza no es fruto de la investigación, sino más bien del azar. La figura de la cultura San Agustín -que data de algún año entre el 1 y el 600 D.C.- apareció en un catálogo de una prestigiosa firma de subastas en Europa, que realiza pujas a puerta cerrada. Al ojearlo, un antropólogo puso en alerta a las autoridades colombianas.
Lo curioso es que, salvo esa estatua, nadie sabe de qué parte del subsuelo del país salieron las otras 108 piezas.
"Al guaquearlas, los traficantes sacan las piezas de contexto y toda la riqueza cultural e histórica enterrada se pierde para siempre (...) Es como extraer un párrafo de un cuento. Es más valioso si tienes el texto completo", dice Carlo Emilio Piazzini, director del Instituto Colombiano de Antropología e Historia (IICANH).
El antropólogo se refiere a un flagelo aterrador: el tráfico de piezas precolombinas, que las autoridades clasifican dentro del mismo grupo de ilícitos tan lucrativos como la droga, las armas o el comercio de biodiversidad.
Para contrarrestar las consecuencias del saqueo, cada año el ICANH aprueba en el país cerca de 600 proyectos de investigación arqueológica, que finalmente son los que aportan el conocimiento prehistórico del territorio nacional. "Prácticamente donde usted abre un hueco encuentra algo", dice Piazzini. Y no se equivoca.
Aunque es imposible establecer una tendencia, las autoridades creen que el negocio de las figuras precolombinas ha tenido movimientos importantes en los últimos tres años. En lo que va del 2011, el grupo de Patrimonio Cultural de la Dijín ha recuperado al menos 2 mil piezas, en su mayoría desenterradas por guaqueros y puestas en el mercado negro. En promedio, una pieza mediana puede venderse entre 4 y 5 millones de pesos dentro del país, cifra que se triplica cuando logra cruzar la frontera. EL TIEMPO tuvo acceso a información puntual sobre las redes de traficantes.

Original por copia
Lo primero es la falsificación de documentos que, paradójicamente, certifican que la pieza es falsa. "Hacen pasar un precolombino original por una simple copia. Así es como sacan la mayoría de figuras", dice una fuente.
El contacto con los clientes se haría desde grandes galerías, que alternan su actividad lícita con la delictiva; incluso, pueden mandar la pieza "al lugar del mundo que usted elija".
De ahí para adelante las transacciones se vuelven prácticamente legales, pues en la mayoría de países la compra y venta de patrimonio es permitido por la Ley.
Así las cosas, cuando aparece una pieza en el exterior -como el caso de la figura 155- a Colombia le toca demostrar que se trata de un precolombino original, que pertenece al patrimonio nacional y que, además, fue sacado del país ilegalmente.
"El Estado colombiano no tiene un fondo oficialmente constituido para pagar gestiones y abogar por el retorno de las piezas", dice Piazzini. Esa es la razón por la que muchas otras piezas no encuentran el camino de regreso a casa.

Delito por catálogo
La aparición de precolombinos en catálogos es algo frecuente alrededor del mundo. Famosas casas comerciales como Sotheby's o Christie's han tratado de subastar piezas colombianas en Nueva York y París.

Afortunadamente los países de Latinoamérica, están atentos a revisar la información que ofrecen as casa de subastas y entre las redes de información circulan la información a fin de que se pronuncien los países de origen de las piezas, esto ha permitido que en varias ocasiones las piezas no salgan a la venta

Andrés Rosales.
Corresponsal de EL TIEMPO.

martes, 28 de junio de 2011

PAISAJE CULTURAL CAFETERO



PATRIMONIO CULTURAL
DE LA HUMANIDAD



LA INSCRIPCIÓN DEL PAISAJE CULTURAL CAFETERO (PCC) en la lista de patrimonio cultural de la humanidad por parte del Comité de Patrimonio Mundial de la Unesco es una noticia positiva que nos enorgullece a todos
Los paisajes culturales son territorios vivos, productivos, que no se limitan a ser escénicos. El Cafetero es un espacio habitado, donde la interacción entre los habitantes y su entorno pueden forjar dinámicas positivas y exaltables. Como lo afirmara Nuria Sanz, jefa de la unidad América Latina y el Caribe del Centro de Patrimonio Mundial, el Paisaje Cultural Cafetero de Colombia “no es testimonio, sino que es realidad, en producción, que combina la tradición y la investigación, sin olvidar procesos de alfabetización, sanidad, vivienda digna. No se trata de un escenario, es una institución que ha desarrollado en paralelo mejoras en la producción y en la calidad de vida de los productores”.
La región colombiana declarada está conformada por áreas de 47 municipios y 411 veredas de los departamentos de Caldas, Quindío, Risaralda y Valle del Cauca, donde se encuentran ubicadas cerca de 24 000 fincas cafeteras, en las que vive una población estimada de 80 000 personas.

“Este es el fruto de un trabajo colectivo en el que han participado diferentes estamentos de la región, incluyendo las alcaldías y gobernaciones, las corporaciones autónomas regionales (CAR), las universidades, la red de universidades públicas del Eje Cafetero (Red Alma Mater) y los comités departamentales de cafeteros”, declaró la ministra de Cultura, Mariana Garcés Córdoba.

“Se realizó un profundo proceso de investigación y de socialización con la comunidad, que generó la documentación necesaria para seleccionar las zonas que hacen parte del Paisaje Cultural Cafetero, de acuerdo con sus valores universales excepcionales relacionados con el patrimonio cultural, material e inmaterial, y natural, y la definición de las características de integridad y autenticidad de las diferentes zonas que componen este bello rincón de la patria; con el liderazgo del Ministerio de Cultura y el apoyo decidido de la Federación Nacional de Cafeteros, con su muy reconocida capacidad para lograr consensos regionales, se consolidó un expediente que la misma Unesco ha calificado como modelo digno de seguir de expedientes para futuros paisajes productivos”, agregó.

Al respecto, la Viceministra de Cultura, María Claudia López Sorzano, dijo: "Colombia manifiesta gran satisfacción y regocijo por la inscripción del Paisaje Cultural Cafetero en la Lista de Patrimonio Mundial de la Unesco. Es nuestro séptimo sitio en la Lista, pero el primer paisaje cultural, que involucra a comunidades de cuatro departamentos del país, aproximadamente medio millón de personas, que se encuentran entre las zona principal y la de amortiguamiento".

Y agregó que constituye una "gran satisfacción", pues ha sido un largo proceso de construcción colectiva. "Más de ocho años fueron necesarios para lograr esta inscripción. Hoy el mundo reconoce a esta región como un ejemplo de desarrollo sostenible en donde el hombre, por más de 100 años, ha sabido adpatarse al territorio y desarrollar y mantener vivas sus manifestaciones culturales alrededor del café".

"Colombia hoy le muestra al mundo a través de este paisaje su rica diversidad cultural, la cual ha sido un factor decisivo de desarrollo económico y social de generación en generación.
Con esta inscripción se fortalece el conocimiento y la valoración de los atributos y características de paisajes culturales productivos en el mundo. También aportará a los objetivos del Milenio, especialmente a los relacionados a la disminución de la pobreza y a la creación de alianzas para el desarrollo", dijo.

"La inscripción del Paisaje Cultural Cafetero en la Lista de Patrimonio Mundial traerá grandes beneficios para el país. Impulsará el turismo sostenible, el fortalecimiento de capacidades y, sobre todo, aportará a la paz y la prosperidad en Colombia.
En nombre de todos los colombianos, especialmente de los caficultores, expresamos nuestro más profundo agradecimiento y los invitamos a conocer nuestro Paisaje Cultural Cafetero y, por supuesto, a degustar el café más suave del mundo", concluyó.

Por qué el Eje Cafetero

Nuria Sanz, jefa de la Unidad América Latina y el Caribe del Centro de Patrimonio Mundial, manifestó, al inicio del proceso, que “el espesor histórico y la raigambre del proceso sociocultural del café no encuentran fácilmente comparación en el resto de los continentes”.

Añadió que “el Paisaje Cultural Cafetero de Colombia no es un escenario: es una institución que ha desarrollado en paralelo mejoras en la producción y en la calidad de vida de los productores; una tradición que ha sabido hacer historia, con la conciencia de desarrollar un mejor producto cada día”.

Uno de los valores excepcionales evaluados por la Unesco, y que distingue al Paisaje Cultural Cafetero de otros paisajes productivos —cafeteros y no cafeteros— del resto del mundo, es que la producción cafetera generó un modelo de acción colectiva de desarrollo de capital social único, representado en el gremio cafetero colombiano, creado en 1927 por los mismos productores con el fin de contar con una institución que los representara y velara por sus intereses.

Por su parte, el gerente general de la Federación Nacional de Cafeteros, Luis Genaro Muñoz, calificó la declaratoria como “Un logro de las comunidades rurales que habitan el paisaje, que le dan vida y lo mantienen, y que han construido bienes públicos cafeteros que ningún otro país ha logrado replicar. Ahora nuestro gran reto es lograr que este reconocimiento de la Unesco permita generar mayor valor a esos mismos cafeteros que con sus plantaciones hicieron posible que esta región fuera reconocida como excepcional en el mundo”.

¿Qué significa la declaratoria para Colombia y la región?

El hecho de que el PCC haya sido declarado por la Unesco patrimonio de la humanidad significa que la región y el país obtendrán mayor reconocimiento mundial; que sus habitantes demostrarán una mayor apropiación y valoración de la riqueza cultural, arquitectónica, natural y productiva de su entorno; que se fortalecerá el compromiso institucional y comunitario con la protección del medioambiente y se tendrá acceso a mayor asistencia internacional, mediante la cooperación e inversión en diferentes aspectos sociales y ambientales. Pero el beneficio más importante es asegurarles un invaluable legado cultural y la conservación de esos valores a las futuras generaciones.

Acerca de la región del Paisaje Cultural Cafetero
El Paisaje Cultural Cafetero cuenta con 141 120 hectáreas de área principal y 207 000 de amortiguamiento, e incluye algunas veredas y áreas urbanas de 47 municipios de cuatro departamentos.

Colombia cuenta con seis sitios inscritos en la Lista de patrimonio mundial y seis manifestaciones en la Lista representativa de patrimonio cultural inmaterial de la humanidad.

Bienes inscritos en la Lista de patrimonio mundial

• Puerto, fortificaciones y conjunto monumental de Cartagena (1984)
• Parque nacional Los Katíos (1994)
• Centro Histórico de Santa Cruz de Mompox (1995)
• Parque arqueológico de San Agustín (1995)
• Parque nacional arqueológico de Tierradentro (1995)
• Santuario de fauna y flora de Malpelo (2006)

Manifestaciones que forman parte de la Lista representativa del patrimonio cultural inmaterial de la humanidad

• Carnaval de Barranquilla (2003)
• Espacio cultural del palenque de San Basilio (2005)
• Carnaval de Negros y Blancos (2009)
• Procesiones de Semana Santa en Popayán (2009)
• Sistema normativo wayuu aplicado por el palabrero pütchipü’üi (2010)
• Músicas de marimba y cantos tradicionales del Pacífico sur colombiano (2010)

Estas muestras únicas de la cultura y la naturaleza nacionales evidencian que Colombia es un país cuya identidad se construye constantemente a partir de la diversidad, y el Paisaje Cultural Cafetero ingresa en esta lista como una excepcional fusión de naturaleza, esfuerzo humano y cultura que merece ser preservada en el tiempo y conocida y admirada por la humanidad.